Friday, November 25, 2005

CARTA GOBERNADOR ACEVEDO VILA

¿Lo mejor de dos mundos…salud mental y discrimen contra los homosexuales?


Hon Aníbal S. Acevedo Vilá, Gobernador
Estado Libre Asociado de Puerto Rico
La Fortaleza
San Juan, PR 00901

Le felicito por su comparecencia a los estudios de Telemundo para responder al pueblo sobre las distintas preocupaciones que nos aquejan. Ojalá que este encuentro con la ciudadanía pudiera celebrarse con mayor frecuencia para conocer, de primera mano, los avances en su administración y el curso de su plan de trabajo. Aunque hubiera preferido una interacción más directa entre usted y el público invitado, entiendo que fue un buen esfuerzo y recomiendo para los productores considerar esa opción como una muy válida en el futuro.

Sin embargo, me preocuparon mucho unas expresiones suyas que sonaron un tanto contradictoras. Me refiero a la respuesta que usted confirió a la participación del señor William Luckeroth sobre los matrimonios gay y el discrimen contra las personas de la comunidad GLBT en Puerto Rico. En su planteamiento, Luckeroth se refirió a la postura de la Asociación Americana de Psiquiatras que apoya los matrimonios entre personas del mismo sexo, y que existe la necesidad imperiosa de atender la situación de nuestra comunidad para beneficio de su salud mental y su bienestar emocional.

Además, el participante explicó que tanto las lesbianas como los homosexuales son víctimas de discrimen en Puerto Rico y que el rechazo hacia el deseo genuino de validar sus uniones de forma legal es una interferencia indebida del Estado hacia la intimidad de los ciudadanos. La pregunta directa del señor Luckeroth fue la siguiente: “¿A qué se debe su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo? ¿Qué evidencia objetiva tiene usted para que el Gobierno interfiera en aspectos íntimos de las personas homosexuales y lesbianas?"

No fue una sorpresa para este servidor que usted haya expresado su rechazo al matrimonio entre personas homosexuales, ya que en reiteradas ocasiones ha sido enfático en señalar que "el matrimonio (entre hombres y mujeres) recoge valores históricos reconocidos", por lo que no respalda la unión legal entre homosexuales. Lo que sí me sorprendió fue su respuesta que le diera al participante sobre la necesidad de atender el problema al indicar que "primero que nada, reafirmo que hay que convertir en prioridad la salud mental en Puerto Rico, pero no creo que (ese asunto) esté ligado a su pregunta" No obstante, indicó que "eso no significa que voy a permitir el discrimen contra personas" que deciden establecer relaciones íntimas con personas de su mismo sexo”.

Con honestidad, entiendo que su respuesta ambigua es preocupante. Y lamento mucho tener que decir que no se puede tener lo mejor de los dos mundos: proteger la salud mental del país mientras se atenta contra sectores marginados que todos los días reciben rechazo, marginación y, sobre todo, el impacto de un discrimen reiterado e injusto.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, discriminar significa “dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.” Aunque no se refiere directamente a los homosexuales, es obvio que la acepción del término aplica por motivos de su preferencia sexual. Entonces, con sus expresiones, usted avala el hecho de que su gobierno continuará la política de conferir un trato de segunda clase a los ciudadanos que deseen adquirir el derecho a casarse con personas de su mismo sexo.

A mi juicio, no es correcto establecer parámetros que se amparan en convicciones religiosas, personales o evidenciar prejuicios de clase o género para realizar el trabajo que usted ejecuta gracias al privilegio conferido por nosotros, los electores y electoras de este país. Entiendo, pues, que usted juramentó su cargo para tomar decisiones a partir de su respeto hacia la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, documento que enfatiza claramente sobre la existencia de derechos inviolables hacia la calidad de vida de todos los ciudadanos y ciudadanas que habitamos en esta hermosa isla, homosexuales y no homosexuales.

Según el Artículo II de la Constitución de Puerto Rico que recoge en gran medida nuestra Carta de Derechos, hay tres puntos importantes que aplican a su labor señor Gobernador. El primero de ellos es que la dignidad del ser humano es inviolable. Esto implica que todos los hombres y mujeres son iguales ante la ley, sin que para ello medien consideraciones sobre su “estilo de vida” o su “orientación sexual”. En segundo lugar, se establece que no se aprobaría ley alguna sobre el establecimiento de cualquier religión. Por último, se reconoce como derecho fundamental del ser humano –hombre, mujer, homosexual, blanco, negro o incapacitado— “el derecho a la vida, la libertad y el disfrute de su felicidad”.

Señor Gobernador, la lucha por el matrimonio entre personas del mismo sexo no es una cuestión religiosa ni debe mirarse como una defensa a la institución de la familia: se trata de lograr igualdad de derechos entre todos los ciudadanos, no importa su orientación sexual o la manera en que quieran vivir sus vidas a nivel privado. Por tanto, atentar contra la defensa de los derechos básicos del ser humano, que la misma Constitución garantiza, es perpetuar la discriminación hacia los hombres y mujeres que, en pleno uso de su libertad, deciden manifestar su sexualidad sin atentar contra la seguridad nacional, el desempeño de las labores gubernamentales, la evolución de la economía o el balance ecológico de nuestro país.

Al igual que este servidor, nuestra comunidad se compone de ciudadanos y ciudadanas con una gran capacidad de aportar servicios, talento y disposición para mejorar la vida de nuestro país. Somos un grupo grande de hombres y mujeres que podemos, si queremos, revocar el mandato que lo ubicó en el lugar privilegiado que hoy ocupa como defensor de nuestro derecho inalienable a la paz, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

Es muy lamentable que, a pesar de ser un ciudadano que contribuye al país, no tengo igual trato ante las leyes actuales de este país por el simple hecho de disentir a lo que usted entiende que es el “estilo de vida” adecuado para los seres humanos. Y mucho peor es que, al parecer, todos mis compañeros y compañeras de esta comunidad seguirán siendo ciudadanos de segunda clase, de acuerdo con estas lamentables expresiones del martes pasado. Despachar el asunto como uno de poca importancia o prioridad indica la poca sensibilidad que tiene ante la situación y la poca seriedad que tiene ante su responsabilidad como líder.

No se puede tener lo mejor de los dos mundos, señor Gobernador: simpatizar con una opinión para no caer en desgracia política y, al mismo tiempo, señalar que se preocupará por el bienestar de la salud emocional de este país. Peor aún, no se puede vivir con incertidumbre ante el estado de nuestros derechos y, encima de eso, sufrir las consecuencias de un discrimen inhumano e injusto que usted no desearía para los ciudadanos y ciudadanas que sentimos orgullo por vivir en esta tierra.

Planteo este reto ante usted con sincero respeto para que reevalúe, mediante un proceso de análisis profundo y meticuloso, las implicaciones de estas expresiones tan desafortunadas que reflejan, por desgracia, el desconocimiento de nuestra situación como comunidad y el poco interés por defender los principios que establece la Constitución del gobierno que usted lidera.

Respetuosamente,



CPA Mario Rodríguez Guerra, Presidente
Puerto Rico Rainbow Foundation, Inc.
5900 Ave. Isla Verde PMB 281
Carolina, PR 00979
787-649-6289
mario@orgulloboricua.net

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